Conferência David Villanueva

VACIAR O AÑADIR: FORMAS DE MATERIALIZAR EL ESPACIO

David Villanueva Valentín-Gamazo
Arquitecto

Con el paso del tiempo, la arquitectura se ha empleado como el arte de dialogar con la realidad física. Las formas de pensamiento de cada momento, así como la evolución socio-cultural de las sociedades han permitido pensar, crear y construir objetos arquitectónicos capaces de generar el espacio donde habitar con una materialidad variable. En este terreno, el arquitecto cuenta con la libertad de poder disfrutar rompiendo con los moldes prefijados, tomando decisiones que conduzcan a investigaciones acertadas o equivocadas a la hora de dar respuesta al espacio. El campo de análisis que encierra la arquitectura mueve, en muchas ocasiones, a transformar los pensamientos hacia realidades radicalmente diferentes a las habituales, afectando a la percepción de los sentidos, en una búsqueda de nuevos espacios o formas revolucionarias con las que expresar una nueva manera de vivirla y comprenderla. Cualquier arquitectura, actual o pasada, irradia un significado y sentido propio. Unas veces se caracteriza por ser legible para el público en general (lo complejo es sencillo), otras veces, el lenguaje es accesible a unos pocos (lo sencillo es complejo).

La pintura o la escultura, en los movimientos artísticos del S. XX, han buscado desarrollar el concepto del límite generando formas cuyas determinaciones se desdibujan y disuelven en la escena complicando su reconocimiento y comprensión. Igualmente, la arquitectura ha continuado en esta dirección tratando de alcanzar un límite, físico o virtual, que configure un nuevo espacio. Esta idea de límite otorga una gran libertad de comprensión perceptiva en el terreno arquitectónico, ya que puede o no estar definido, generando una realidad específica o indeterminada. De esta manera, a la hora de percibir la arquitectura, el límite se convierte en un factor esencial de interactuación entre el espectador y el espacio. Define el volumen, aporta la imagen perceptiva, protege del exterior, funciona como vehículo de relación entre el interior y el exterior. Pero cuando actúan variables, como su vinculación con el lugar o la relación con el clima y el entorno, alteran su génesis produciendo una respuesta sensorial diferente y cambiante.

Así, trataremos de comprender el espacio arquitectónico por medio de la relación entre el interior y el exterior, a través de su límite. Buscaremos el origen de la materia delimitadora como resultado de un proceso creativo, donde el espacio surge de la sustracción de masa del interior, o bien fruto de la relación aditiva entre partes individuales para constituir un todo. De esta forma, se establece el diálogo entre el vacío resultante y el exterior.

En este sentido, una de las claves en la arquitectura desarrollada por Herzog & de Meuron, elogiada por la crítica, reside en la forma de concebir el límite a partir de las pieles con las que envuelven sus edificios. De igual manera a como hace el hombre, al revestirse con vestimentas y pieles para protegerse, entienden como tónica en muchos de sus proyectos que el edificio debe cubrirse con una piel artificial o incluso natural para que permita el uso y subsistencia del espacio. Atendiendo a esto, una de las razones que perseguimos en esta investigación es llegar a entrever si sus pieles son resultado de un proceso de sustracción o adición de materia.

“Hay mucha gente que piensa que la moda, la música, e incluso el arte contemporáneo, son cosas superficiales comparadas con los propósitos y las responsabilidades de la arquitectura. Bueno, nosotros no esta­mos de acuerdo. Creemos que es arrogante pensar en tales cate­gorías… Esas actividades dan forma a nuestra sensibilidad, son expresión de nuestro tiempo. Y no es el aspecto encantador de la moda el que nos fascina. De hecho, en lo que en realidad esta­mos más interesados es en lo que la gente se pone, en lo que les gusta enrollar en torno a sus cuerpos… Nos interesa mucho esa especie de piel artificial que acaba convirtiéndose en la parte íntima de la gente.” (*)

(*) Jacques Herzog, entrevista de Jeffrey Kipnis. “Una Conversación”. El Croquis 60+84. El croquis Editorial, Madrid. 2005. Pág. 27

A lo largo del discurso, nos centraremos en dos de sus obras coetáneas, diferentes en forma y función, pero paralelas en concepto e interpretación arquitectónica. En primera estancia, tomaremos el proyecto del Museo Kunstkiste para la colección Grothe en Bonn (Alemania, 1996) junto a una obra construida, la Casa Rudin situada en Leymen, Ht. Rhin (Francia, 1996/1997).
Museo Kunstkiste. Maqueta

Casa Rudin en Leymen

El primero de ellos denominado por sus autores “Caja de Arte”, surge para albergar la colección artística propiedad del alemán Hans Grothe. Pretendía formar parte del Foro de los Museos, junto al Bundes Kunsthalle, obra de Axel Schultes, y el Museo de Bellas Artes de Bonn concebido por Gustav Peichel. Las salas del museo, enmarcadas en el periodo del arte alemán comprendido desde la posguerra hasta la actualidad, acogerían obras de Beuys, Graubner, Baselitz, Richter, Polke, Lüpertz, Penck, Immendorf, Horn, Rückriem, Ruthenbeck y Kiefer. Por otro lado, en Leymen, comarca del nordeste de Francia próxima a la frontera entre Alemania y Suiza, se levanta la casa Rudin rodeada de un paraje salpicado de colinas sinuosas conquistadas por construcciones, esencialmente de madera, destinadas al uso agrícola.

Estos proyectos, ambos de hormigón, juegan con un doble componente: por un lado el espacio interior parece estar generado por la sustracción de materia del gran bloque de masa originario, y por el otro es resultado de la unión de distintas realidades arquitectónicas (fachada, estructura, cubierta) para formar una sola entidad: el volumen compacto.

Herzog & de Meuron, muestran interés por esta idea de entender una secuencia como un conjunto o como una unidad. Por un lado, les interesa entender el fragmento individual para darle un sentido dentro del sistema y por otro, la idea originadora que permite la relación entre las partes. Esta relación antagónica, basada en entender el todo por medio de la conexión entre sus partes o una parte como constituyente del todo, se hace presente en su arquitectura constantemente.

Al igual que sucede en una estructura molecular donde los átomos que la forman se relacionan entre sí en una secuencia que les da sentido y constituye su energía, la materia que se emplea en las obras de arte o en la arquitectura, adquiere sentido cuando pasa a formar parte del conjunto y establece relaciones de complejidad, ya que por sí sola puede carecer de significado. La materia en estado natural parece estar sin más, no requiere tener un sentido, pero a partir del momento en el que pierde esa condición que la naturaleza le ha dado, nos hace partícipes para aportarle una función, darle una forma, una cualidad artística, arquitectónica, etc. Los objetos naturales o la materia orgánica e inorgánica están formados por una serie de estructuras y sistemas complejos que les dan sentido. Este conjunto de genes, comunes en las especies, puede ser aplicable a muchas de las obras de los arquitectos suizos en cuya arquitectura encontramos ese lenguaje común de relaciones y síntesis.

“Pensamos que las superficies de un edificio deben estar siempre ligadas a lo que ocurre en su interior. El oficio del arqui­tecto es precisamente el de decidir cómo se produce esta cone­xión. El concepto de esta unión puede estar tanto en la conti­nuidad material y estructural, o en su separación intencionada. Nosotros siempre hemos tratado de incrementar la cantidad de conexiones entre distintos sistemas en nuestros edificios. Nues­tros mejores proyectos son aquellos en los que la visibilidad de estas conexiones esta reducida al mínimo, aquellos en los que las conexiones son tan numerosas que ya no se ven. Todo parece evidente.” (**)

¿Pueden convertirse las acciones de vaciar y añadir en formas de materializar el espacio?

(**) Jacques Herzog, entrevista de Alejandro Zaera. “Continuidades”. El Croquis 60+84. Pág. 24.
Museo Kunstkiste. HERZOG & DE MEURON 1992-1996. The Complete Works (Volumen 3). EDITORIAL BIRKHÄUSER. BASEL; BOSTON; BERLÍN. 2000. Pág. 198.
Casa Rudin. El Croquis 60+84. HERZOG & DE MEURON. 1981-2000. EL CROQUIS EDITORIAL. Pág. 347.

El término sustraer encierra la acción de apartar, separar y extraer. Por el contrario, el concepto adicionar se define por la acción de aumentar, acrecentar y ampliar, tratando de agregar o incorporar algo a otra cosa, como relación en la que dos o más partes se combinan para formar una unidad. Los conceptos citados, nos ayudarán a entender la materialización del espacio a través de la sustracción y adición de partes o componentes materiales.

FacebookTwitterGoogle+LinkedInEmail